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Recuerdo los primeros días del nacimiento de mi hija, como un momento lleno de intensidad emocional y física. Noches de lágrimas, de asombro y ternura mientras mi bebé se acurrucaba en mis brazos mientras aprendía a alimentarla; de tensión con mi pareja, de sentirme abrumada de la responsabilidad de tener una hija y a la vez extasiada de verla moverse; de temores y confusión, de no reconocerme y descubrir aspectos míos que no conocía. Diferente a lo que imagine; quizá porque socialmente hablamos de lo increíble y maravilloso que es tener un hijo, y sin duda lo es; sin embargo, también hay que hablar de las turbulencias emocionales, de que estamos en crisis.

Estamos en duelo por nuestra vida anterior, sacudidos por esta nueva transformación, y rebasados por la responsabilidad de cuidar a nuevo ser humano.  La llegada de los hijos es una crisis evolutiva. Por supuesto, es parte normal del desarrollo, parte de nuestro instinto para la supervivencia de la especie; sin embargo, eso no le resta intensidad. Crisis significa caos, es lo contrario a estabilidad y orden. Y el caos está en lo físico, cognitivo, emocional, social y espiritual; nos sacude por completo. Saberlo ayuda a que nos sintamos más serenos y nos permite expresar como nos sentimos sin miedo a ser juzgados.

Los síntomas más comunes que se presentan en la crisis son: poca concentración, en este caso para otra cosa fuera de la crianza del bebé, fatiga y cansancio, sentimiento de desamparo y soledad, olvidos, dificultad para conciliar el sueño.  También se pone en evidencia el funcionamiento original de la pareja, los acuerdos que están de manera más inconsciente, por eso es que crecen las tensiones. Además, aparecen las creencias que tenemos de lo que es criar un hijo, desde nuestra propia historia familiar. Cada persona vive de manera diferente la transformación de convertirse en madre o padre, de acuerdo a sus propios recursos e historias, a su experiencia de ser bebé.

La crisis que atravesé con la llegada de Elisa, también me dio la posibilidad de mirarme a mí, de ver esa parte que no me gusta o que me duele: la sombra. Termino que leí en La Maternidad y el encuentro con la propia sombra de Laura Gutman; que se refiere a cualquier aspecto de mi vida, o sentimientos que no reconozco como propios por desconocimiento, dolor o temor. Lo interesante es que todos tenemos luz y sombra. Cuando te detienes a ver eso que no te gusta o te duele puedes mirar con más claridad tu luz. El pictograma de crisis en chino significa lee/khan peligro y oportunidad. Las crisis nos transforman, eso es seguro y son la posibilidad de ampliar nuestra mirada.

Sí te encuentras a punto de tener a tu bebé, si ya pasaste por eso,y ahora te sientas en crisis por otra situación o si quieres estar más consciente de ti; te recomiendo hacer algunas acciones:

  1. Busca momentos de introspección y silencio para preguntarte ¿Cómo me siento? La meditación puede ayudarte.
  2. Expresa tus emociones, si te sientes desbordada: puedes escribir cómo te sientes o contarle a alguien con quien sientas confianza. Si identificas que la intensidad emocional es algo que te rebasa y no te permite funcionar pide ayuda profesional.
  3. Procurarte descanso. Si tu bebé duerme siesta aprovecha y duerme también. Además del cansancio físico está el emocional.
  4. Enfrenta las situaciones: una a la vez
  5. Confía en ti mismo y los otros.
  6. Red de apoyo. Es importante tener en claro quiénes son las personas con las que cuentas y de qué forma te pueden ayudar. Por ejemplo, hay quienes te ayudan escuchándote y otros con cuidados.

Tengo que confesar que a partir de que nació Elisa, he tenido transformaciones en mi vida muy profundas, nuevas oportunidades; también me enfrente con mi sombra: heridas y situaciones que había relegado a mi inconsciente y me vi forzada a atender. He descubierto mi fortaleza en mi vulnerabilidad y, estoy en el proceso de seguir reconociéndome y escuchar las necesidades que tengo. Como madre cuido de mi hija Elisa en todos los ámbitos; sin embargo, para eso tengo que empezar por cuidar de mí.

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