
Quizá has escuchado expresiones como Los niños no lloran y las niñas bonitas no se enojan. Pareciera que socialmente, tenemos una tendencia a no querer aceptar las emociones que son displacenteras o que nos incomodan; y eso no facilita su expresión, tampoco hace que dejemos de sentirlas. Ahora bien, ¿qué son las emociones?, ¿para qué nos sirven?, ¿cuáles son las básicas?
Las emociones según el neurobiólogo Antonio Damasio, “son un conjunto de respuestas químicas generadas en nuestro cerebro mediante diversos mecanismos que están implicados en nuestra forma de adaptarnos a nuestro entorno”. Las necesitamos para sobrevivir, interactuar con los otros y nosotros mismos.
Existen diferentes clasificaciones; a mí me gusta la que propone Paul Ekman, psicólogo que ha dedicado su vida al estudio de las emociones y su relación con la expresión facial. A partir de sus descubrimientos, hechos en diferentes lugares del mundo, se dio cuenta de que existen emociones universales que aparecen en los seres humanos independiente de la cultura a la que pertenecen: alegría, tristeza, ira, sorpresa, miedo y asco son las seis que propone. De hecho, la película de dibujos animados Intensamente de Pixar, basa sus personajes en la teoría de Ekman. No aparece la emoción de la sorpresa, ya que ésta dura sólo unos segundos antes de desencadenar en otra emoción.
El miedo es una emoción primitiva, que aparece ante un estímulo físico o psíquico que puede dañarnos. Las respuestas más comunes son las de paralizarnos o huir. También podemos luchar, es decir pasar del miedo a la ira.
El enojo prepara al organismo a responder ante una ofensa, también tiene que ver con una meta que se ve bloqueada. Es importante expresar el motivo del enojo, aunque no cuando la emoción está a tope, porque puede haber el riesgo de llegar a la agresión o no ser asertivo. Existen distintas formas de bajar la intensidad de esta emoción: a través de la respiración, pegando con almohadas en la cama, gritando con la mano sobre la garganta para cuidar cuerdas vocales, una caminata; son algunas maneras.
La tristeza es una emoción que aparece ante una pérdida de un objeto, estado o persona. Aparece una sensación de fatiga, apatía, disminuye el sistema inmune y la energía. El mensaje que manda esta emoción es el de pedir ayuda a los otros.
El asco es una emoción que tiene que ver con evitar un objeto o estimulo porque nos provoca repugnancia. Tiene un carácter físico, otro ético y moral.
La alegría es una emoción que aparece directamente relacionada a un estímulo, desacelera el ritmo cardíaco, aumentan las endorfinas, el sistema inmune y se siente como una energía que recorre todo el cuerpo. Se expresa a través de la risa, que es contagiosa. Favorece el sentimiento del amor y el cariño.
Las emociones básicas son como los colores primarios, de alguna manera a partir de estos se pueden crear un sinfín de colores con distintos matices y tonalidades; igual pasa con las emociones.
La alfabetización emocional, empieza desde uno mismo: en identificar cómo es que vivo esas seis emociones: sí me permito sentirlas o las reprimo, de qué manera las expreso y sí frente a mis hijos nombro cómo me siento. Es importante que los niños sepan que también mamá y papá tienen distintas emociones y que es algo propio de nuestra naturaleza.
Sí aún no has visto la película de Intensamente, te recomiendo verla y, disfrutarla con tus hijos cuando tengan más de siete años, para que la puedan comprender mejor. También, puedes dar click en el vínculo de cuéntame un cuento, donde sugiero varios cuentos para la alfabetización emocional de tus pequeños.
Vínculo: Cuéntame un cuento.